-Punta Sal (Perú): a 23 km. de Máncora y a unos 80 km. de Tumbes, Punta
Sal es definitivamente un destino para el relax. Si bien hay algún
resort all-inclusive que asegura diversión de día y de noche, así como
hoteles de alto nivel, predomina una atmósfera apacible para disfrutar
del mar.

Sus aguas cálidas atraen a los limeños en temporada alta, quienes buscan
un sitio de descanso en ese balneario en forma de herradura con arena
gris y flanqueado por cerros.

-Playa Blanca (Panamá): a dos horas de la Ciudad de Panamá, sobre el
océano Pacífico se abre una franja de bellas playas y un puñado de
resorts con todas las comodidades para el turista. Como las distancias
en el país son cortas, uno puede moverse hacia otros balnearios
cercanos, e incluso hacer una excursión a El Valle, un poblado de
montaña, enmarcado por abundante vegetación.

-Baru (Colombia): después de visitar Cartagena, una ciudad encantadora
de construcciones coloridas, callejuelas transitadas por carros tirados
por caballos, esculturas de Botero y barcitos donde mirar pasar la vida,
Baru es el destino perfecto para descansar y relajarse en la playa,
ubicado a una hora de lancha. De manera que muchos la eligen para pasar
el día, lo cual indica que se suele llenar, pero es posible pernoctar y
disfrutar de los atardeceres más tranquilos. Por lo demás, tiene aguas
claras y perfectas para el buceo y el esnórquel.

-Santa Elena (Ecuador): a una hora y media de Guayaquil, Santa Elena es
una playa bonita circundada por áreas naturales que forman parte del
Parque Nacional Machalilla. La idea es salir a recorrer y conocer otros
balnearios como Salinas, relajarse en alguna bahía solitaria, alcanzar
un mirador sobre los acantilados y saborear los platos típicos.

-Esmeraldas (Ecuador): más al norte, en la frontera con Colombia, este
enclave asegura playas en medio de manglares, bosques y ríos. Es una de
las provincias más verdes, perfecta para conocer en profundidad. Al
igual que sus playas, muchas de ellas inexploradas.

fuente: Ladevi