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CONSEJOS | Para vuelos prolongado

Tips de viajes

Algunos consejos y precauciones que pueden adoptar los pasajeros antes y durante los viajes prolongados en avión. 
Para
quienes vivimos en países del hemisferio Sur, como la Argentina, los
vuelos internacionales nos suelen resultar más caros y más prolongados
(implican un doble esfuerzo, económico y físico). La cantidad de horas a
miles de metros del suelo y sentados en un asiento algo estrecho nos
someten a factores que pueden afectar nuestra salud, y los pasajeros que
tienen enfermedades preexistentes al viaje cuentan con más riesgos y es
conveniente que hablen con su médico de cabecera antes de volar. Por
todo ello, consultamos a la dra. Norma Sanfeliz, de la empresa de
asistencia al viajero ASSIST CARD. A continuación, algunas precauciones
para adoptar antes y durante el vuelo:
Despegue y aterrizaje. A
medida que el avión gana en altura tras el despegue se produce una
reducción de la presión de aire en la cabina, del mismo modo que cuando
va perdiendo altitud antes de aterrizar, el aumenta la presión. Estos
cambios pueden tener consecuencias en los lugares donde hay aire
retenido en el cuerpo y los pasajeros experimentan una sensación de
“taponamiento” en los oídos y dolor. Si el vuelo es prolongado y tiene
escalas los síntomas se agudizan. Por ello, si alguien tiene infecciones
de oído o nariz, sinusitis, cirugías (por ejemplo, la abdominal) o
tratamientos médicos (como desprendimiento de retina) debe consultar a
un médico antes de volar.Recomendaciones:
Tragar, masticar o bostezar para “destaponar” los oídos, y si persiste
la molestia, realizar con fuerza una corta respiración manteniendo la
nariz y la boca cerradas. En el caso de los bebés, darles de comer o
ponerles un chupete para estimular la acción de tragar.

En el aire. Las
cabinas están presurizadas, pero cuando el avión alcanza la altura
crucero, la presión de aire es más baja que la que la encontramos a
nivel del mar. Como consecuencia, la sangre absorbe menos oxígeno y los
gases en el interior del cuerpo se expanden.
Recomendaciones:
los pasajeros con problemas médicos -especialmente, enfermedades del
corazón y del pulmón, y afecciones de la sangre, como anemia- pueden no
tolerar el reducido nivel de oxígeno y hasta disponer de un dispositivo
personal de oxígeno. Conviene comunicarse antes con la compañía.
Deshidratación. La
humedad en la cabina es baja y puede provocar sequedad de la piel y
molestias en los ojos, nariz y boca. Cuanto mayor tiempo de vuelo, mayor
exposición. Recomendaciones:
Usar una crema hidratante para la piel y un spray nasal para humedecer
las vías nasales; usar anteojos en lugar de lentes de contacto; y en los
vuelos largos, evitar el consumo de cafeína y alcohol porque tienen un
efecto diurético.
Mareos. Son pocos frecuentes en los vuelos, excepto en caso de turbulencias fuertes. Recomendaciones:
los viajeros susceptibles deben pedir un asiento en la sección media de
la cabina -donde los movimientos son menos pronunciados- y tener a mano
la bolsa para el mareo disponible en cada asiento.


Inmovilidad. Cuando
un pasajero está sentado durante muchas horas, la inmovilidad
prolongada puede provocar un estancamiento de la sangre en las piernas,
que a su vez trae hinchazón, rigidez y molestias. Precisamente, la
inmovilidad es uno de los factores que pueden provocar el desarrollo de
un coágulo de sangre llamado “trombosis venosa profunda (TVP)” y
conocido también como “síndrome de la Clase Turista” (implica un mayor
riesgo porque el pasajero está sentado en posiciones de poca movilidad
durante muchas horas). El riesgo asciende al doble o el triple después
de un vuelo de duración media (4 horas) y se incrementa si hay múltiples
vuelos en un corto período de tiempo. 
Recomendaciones: Moverse
por la cabina cada 2 ó 3 horas (los asientos próximos al pasillo
facilitan las caminatas) y realizar ciertos ejercicios para mover los
músculos de las piernas. Además, lo mejor es volar con ropa suelta y
cómoda, y no colocar el equipaje de mano de forma tal que pueda
obstaculizar el movimiento de las piernas y los pies.


Jet lag. Son
los síntomas ocasionados por la alteración del reloj corporal interno y
se produce cuando se cruzan múltiples zonas horarias. El jet lag puede
causar indigestión y trastornos de la función intestinal, malestar
general, somnolencia diurna, dificultad para dormir por la noche y
reducción de las facultades físicas y mentales.
Recomendaciones:
No puede prevenirse, y los síntomas desaparecen gradualmente a medida
que el organismo se adapta a la nueva zona horaria. Se aconseja estar lo
más descansado posible antes de volar, tomar comidas ligeras y limitar
el alcohol y la cafeína antes del período de sueño previsto. Las
pastillas para dormir de acción corta pueden ser de ayuda. En el
destino, durante las 24 horas posteriores a la llegada, dormir un bloque
mínimo de 4 horas durante la noche local. Si es posible, alcanzar el
tiempo total de sueño, realizando pequeñas siestas (pueden ser de gran
ayuda los antifaces y los tapones en los oídos).
Fumadores. Las aerolíneas no permiten fumar a bordo de sus aviones.Recomendaciones: Usar parches de sustitución o chicles de nicotina son dos alternativas para reducir el estrés de los fumadores.